El círculo, al carecer de principio y fin, es también el signo de Dios y de la eternidad. Representa el infinito, El Universo o cualquier objeto en su totalidad.
El círculo es el elemento geométrico perfecto, representación de lo celestial. Es un símbolo solar y de la morada divina.
Un Círculo se cierra sobre sí mismo y por ello representa la unidad, lo absoluto, la perfección.
Representa también el carácter cíclico de los fenómenos. En el ciclo todos los procesos coinciden, sea el año, el mes, la semana, el día o el de una vida humana. Por ello, en el cosmos simbólico, se erige en lo alto el Símbolo del Círculo (la Rueda de la Vida para el Budismo) que hace girar a la naturaleza entera, con sus ciclos, sus ritmos y su movimiento eterno. Es, por tanto, la totalidad, la integridad y la realización.