LA MISTERIOSA MÚSICA DE LAS DUNAS



El fenómeno hace tiempo que se señaló. Marco Polo oyó el tambor de la arenas en el desierto de Gobi. Como sintió un extraño malestar, se informó por las gentes de allí para saber cual era el origen de ese ruido. Le respondieron que los espíritus de a Tierra se expresaban de esta manera y que eran muy pocos los que sabían interpretar sus palabras. Le dijeron que anunciaban el futuro y que "hablaban a las estrellas". El hombre debía evitar oirlas demasiado tiempo, a menos que fuera brujo, ya que la voz de los espíritus hacia enloquecer, y uno no podía prestarse impunemente a sus mensajes.

La expresión, hablar a las estrellas, podría ser sólo una imagen poética, de no ser que se encuentra frecuentemente en los mitos y las leyendas que hablan de las arenas cantantes.

En el Sahara se señalan varios perímetros donde periódicamente resuena el "tambor del desierto". El físico R.A. Bagnold estudió el fenómeno en el sur de Egipto, donde se produce de manera natural y periódica. "Sucede sin que uno se lo espere, en una noche tranquila. Primero oí un zumbido tan sordo e intenso que tenía que gritar para que me oyeran mis compañeros. Pronto, otras fuentes sonoras de procedencia indiscernible, unieron sus acordes al concierto inicial, Y poco a poco se creó una especie de armonía, desagradable y mareante a la vez puntuada por un pequeño redoble de tambor, de una regularidad de ritmo asombrosa..."

También se oye el canto de la arena en algunas playas, por ejemplo en Hawai. En este caso es un ruido diferente. En lugar de un tambor, parece que de pronto uno esté cercado por un ruido de mil matracas muy lejanas, repiqueteando a gran velocidad. Otras veces es es una especie de largo silvido que va y viene como una ola.

Se ha calculado que el fenómeno emitía, además del ruido perfectamente audible, unas vibraciones de baja frecuencia, que oscilan entre los 50 y los 1000 hertz. Se han podido medir estas vibraciones en el caso de las arenas del Sahara. Se sospecha que éstas son las que producen el malestar en quien las oye.

Se ha intentado explicar físicamente esas insólitas sonoridades. Al principio se pensaba que el viento agitaba los grano de arena y que la fricción producía un sonido u otro. Pero aunque la presión de aire y la temperatura ambiente desempeñan un papel determinante en el fenómeno, la brisa no interviene en absoluto.. En efecto, no es la capa superficial de los granos lo que vibra, sino las capas intermedias, y las masas de sílice dispuestas en profundidad, tan solo desempeñan un papel de favorecedores de la resonancia.

Se trata muchas veces de una orquesta con verdaderos acordes, y éste es el otro misterio. El simple fenómeno geológico produciría sonidos aberrantes repetitivos y desagradables, en cambio en el caso de as arenas cantantes se observa una especie de coherencia en la producción sonora. Este fenómeno no ha podido ser reproducido en laboratorio.

Un físico norteamericano, Jerry Schad, emitió la hipótesis de que la referencia a las estrellas de los viejos mitos quizás signifique que en este fenómeno se ejerce una influencia cósmica. Telurismo, conjunciones, melodías...¿Será la música del desierto, la última manifestación de la música de las esferas de la edad de Oro?

EL CANTO DE LAS DUNAS. Desiertos de Oman y Marruecos