EL MÁS ALLÁ. EL MUNDO CELESTE

Religión y mitología


El Cielo, en latín Caeli, es un concepto del más allá presente en muchas religiones y filosofías espirituales. Mitológicamente ha sido definido definido como lugar de morada de los dioses, ángeles y almas humanas (terrenales). Según algunas creencias, el cielo es un estado del alma.


Entre los romanos es nombre latino del dios Urano y de las deidades preolímpicas.

El Cielo suele ser interpretado como un lugar de felicidad eterna. Generalmente se cree que la relación entre este concepto y la esfera celeste (esfera ideal, sin radio definido, concéntrica con el globo terrestre, en la cual aparentemente se mueven los astros) que fue propuesta por primera vez por los antiguos astrónomos-sacerdotes.

El concepto de Cielo podría haber sido importado al judaísmo desde el zoroastrismo, en el que se cree que cuando llegue el final de los tiempos se producirá la resurrección de todos los muertos. Las almas deberán cruzar un puente (Chivat),y serán juzgadas por sus pensamientos, palabras y actos, este juicio no es final ya que cuando el mal es eliminado, todas las almas se reúnen, por lo tanto la salvación es universal.

La creencia en el Cielo podría haber suplantado el anterior concepto de Sheol, mencionado en varios libros de la Biblia, como Isaías 38:18, Salmos 6:5 y Job 7:7-10. 

En el cristianismo, el Cielo es un retorno al estado de la humanidad anterior a la caída, un segundo y renovado Jardín del Edén o paríso en el que la humanidad se reúne con Dios en un perfecto y natural estado de existencia eterna. Los cristianos creen que esta reunión se logra mediante la obra redentora de Jesucristo de morir en la cruz por los pecados de la Humanidad. Es un lugar de gozo, paz y felicidad infinita y eterna.

Aproximación descriptiva


Tras el purgatorio se hayan las regiones superiores y constituyen lo que denominamos cielo y que se extienden en las dimensiones del Mundo de la Mente, el Todo Universal.

El tránsito por el más allá puede realizarse rápidamente o sin necesitar acercarse a las regiones inferiores, a la zona purgatorial, dependiendo de cada Ser; sin embargo, existe una meta final y definitiva: el cielo., todos acabaríamos allí porque la la lógica de la evolución así lo establece.

El Ser, emergido definitivamente de su infierno, presencia la película de su vida, pero, esta vez, al contrario de lo que ocurre en la zona purgatorial, las imágenes y las sensaciones corresponden a todo lo noble y bello que realizara en su vida, y que hiciera sentir a los demás. Esta visión supone el acceso a las regiones celestiales cuyo umbral cruzará de la mano del ángel custodio o ángel de la guarda.

Las regiones celestes son las de la luz. Allí no existe la oscuridad porque la materia de que está formado es transparente. Nada es comparable con la impresión que produce sentir la presencia de la divinidad, sentirse auténticamente habitado por ella. Ese impacto produce en el espíritu el sentimiento de integración cósmica, la sensación de formar parte del cuerpo invisible del creador, el estado de plenitud al sentirse pieza del cuerpo universal. No hay palabras para explicar este éxtasis vislumbrado por algunos haciendo uso de la N,N-dimetiltriptamina (DMT), hallándose en el umbral de la muerte, o en experiencias místicas como las Teresa de Jesús.

Mientras vivimos en el mundo físico, las imágenes del provenir quedan ensombrecidas y polucionadas por las ambiciones humanas, pero cuando habitamos el espacio celestial, el porvenir que anhelamos es el que se ajusta a la idea y voluntad del Creador del Universo. Por ello, las personas que en vida se esfuerzan por crear un porvenir más noble para la Humanidad, están realizando aquí un trabajo específico del cielo y se puede decir que ella se mueven en el mundo hacia su fin previsto. En esta región el Ser vive con los ángeles y recibe sus enseñanzas.

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