MENTE DUAL Y PROCESOS DE CREACIÓN

En el terreno de la psicología moderna ha existido la creencia de que los fenómenos mentales subsiste la idea de la mente dual, y que ha dado origen a un número de teorías concernientes a la naturaleza y constitución de estas dos mentes. 

El ejemplo más conocido es la dualidad establecida por René Descartes de una mente distinta al cuerpo pero unida a él: "pienso, luego existo".

Se ha especulado sobre la teoría de las "mentes objetiva y subjetiva" existentes en todo individuo. Otros escritores lo han hecho en base a las teorías relacionadas con las "mentes consciente y subconsciente" etc. 

El conocimiento del fenómeno de la "mente dual" puede comprenderse mejor a través de la teoría del género (generación) mental: El principio masculino de la mente corresponde a la llamada mente objetiva, mente consciente, mente voluntaria, mente activa, etc. Y el principio femenino de la mente corresponde a la llamada mente subjetiva, mente subconsciente, mente involuntaria, mente pasiva, etc.

La conciencia humana le da al sujeto un dictamen de la existencia de su ser (yo soy). Éstas parecen ser las palabras finales de la conciencia. Pero mientras que al principio parece haber sólo un "yo" existe también un "". Estos gemelos mentales difieren en sus características y naturaleza, y un examen de éstos arrojará luz sobre muchos de los problemas de la influencia mental.

Un hombre piensa de su ser (en su aspecto de "") como estando compuesto de ciertos sentimientos, apetencias, gustos, disgustos, hábitos, ataduras, características, etc., todo lo cual contribuye a componer su personalidad o el "ser" conocido por él mismo y otros. Estas emociones cambian, nacen y desaparecen. También piensa en el "mí" como cierto conocimiento reunido en su mente.

El "mí" de muchos hombres consiste en su conciencia del cuerpo y sus apetitos físicos, etc. Estando su conciencia mayormente ligada a su naturaleza corporal. Otros hombres van incluso tan lejos que pueden considerar su atuendo personal como una parte de su mí.  No pueden concebir un ser independiente del cuerpo. Su mente les parece "algo que pertenece a su cuerpo", lo que en muchos casos es verdad.

Pero conforme el hombre se eleva en la escala de la conciencia, es capaz de desenredar su "mí" de su idea del cuerpo, y  pensar en su cuerpo como "perteneciente a" la parte mental de él. Pero incluso entonces está expuesto a identificar el mí con aquellos estados mentales que existen dentro de él e identificarlos consigo mismo, en vez de considerarlas cosas producidas por alguna parte de su mentalidad existiendo dentro de él (de él y en él, pero aún no "él mismo"). Si es capaz de dejar a un lado estos estados mentales y otras pertenencias mentales personales, quedarán en la colección "no mí" de curiosidades e impedimentos. 

Después de que se ha llevado a cabo este proceso el individuo se encontrará en posesión consciente de un "ser" que puede ser considerado en sus aspectos duales como "yo y mí". Sentirá que el mí es algo mental en que los pensamientos, ideas, emociones y otros estados mentales pueden ser producidos. Puede ser considerado como la matriz mental, capaz de generar embriones mentales. Se presenta a la conciencia como un "mí" con poderes latentes de creación y generación de origen mental de todas las clases. Sus poderes de energía creativa se siente que son enormes. Pero debe recibir alguna forma de energía de su "yo" compañero, o de algún otro "yo", antes de ser capaz de traer a la existencia sus creaciones mentales. Esta conciencia trae consigo la realización de una enorme capacidad para el trabajo mental y la capacidad creativa.

Existe un algo mental que es capaz de querer que el "mí" actúe a lo largo de ciertas líneas creativas, y que es capaz también de permanecer a un lado y observar la creación mental. A esta parte de sí mismos se le enseña a llamarla su "yo". Él es capaz de descansar en su conciencia a voluntad. El no encuentra ahí la conciencia de una capacidad de generar y crear activamente, en el sentido del proceso gradual acompañante de las operaciones mentales, sino una sensación y conciencia de la capacidad de proyectar una energía desde el "yo" hasta el "mí" (un proceso de "querer") para que la creación mental comience y proceda. 

El "yo" es capaz de permanecer a un lado y observar las operaciones de creación y generación mental del "mí". El yo representa el principio masculino del género mental; el mí representa el principio femenino. El yo representa el aspecto de ser; el mí, el aspecto de venir a ser.

El principio de género mental proporciona la realidad subyacente a toda el área de fenómenos de influencia mental, etc.

Principios masculino y femenino


La tendencia del principio femenino es siempre en la dirección de recibir impresiones, mientras que la tendencia del principio masculino es siempre en la dirección de dar o expresar. 

El principio femenino tiene un área de operación mucho más variada de lo que tiene el principio masculino. El principio femenino conduce el trabajo de generar nuevos pensamientos, conceptos, ideas incluyendo el trabajo de la imaginación. Al principio masculino corresponde el trabajo de la voluntad, en sus variadas fases. 

Y sin embargo, sin la ayuda activa de la voluntad del principio masculino, el principio femenino está expuesto a permanecer contento con generar imágenes mentales que son el resultado de impresiones recibidas desde el exterior, en vez de producir creaciones mentales originales.

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