EL TÁRTARO. INFIERNO E INFRAMUNDO

Tártaro (del griego Tártaros), significa: el mundo inferior, el mundo de las tinieblas. Es un lugar de tormento y sufrimiento eternos, parecido al Infierno del Cristianismo y al Inframundo de las religiones paganas.


DEIDAD E INFRAMUNDO EN LA MITOLOGÍA GRIEGA

El Tártaro es tanto un dios como un lugar del Inframundo, más profundo incluso que el Hades. Tártaro es uno de los dioses primordiales que surgieron en el Universo, junto con el Caos, Gea (la Tierra) y Eros (dios el amor y el sexo. En antiguas fuentes órficas y escuelas mistéricas es también "algo" ilimitado que existió primero, de la que nacieron la Luz y el Cosmos.

Hades y Tártaro

En la IlíadaZeus dice que el Tártaro está "tan abajo del Hades como el cielo está de alto sobre la tierra". Al ser un lugar tan alejado del sol y tan profundo en la tierra, está rodeado por tres capas de noche. Es un pozo húmedo y frío hundido en la oscuridad. Mientras que el Hades es el hogar de los muertos, el Tártaro tiene además ciertos habitantes

La historia del titán Cronos

Cronos era el líder y el más joven de la primera generación de Titanes, descendientes de Gea, la tierra, y Urano, el cielo. Cuando tomó el poder encerró a los Cíclopes (raza de gigantes con un solo ojo en la frente) en el Tártaro. Derrocó a su padre Urano y gobernó durante la Edad Dorada (en los comienzos de la Humanidad), hasta que fue derrocado por sus hijos, ZeusHades y Poseidón (dios del mar, las tormentas y de los terremotos), y encerrado en el Tártaro o enviado a gobernar el paraíso de los Campos Elíseos, según otra versión.

Zeus contra los titanes

Zeus liberó a los cíclopes para que le ayudasen en su lucha con los Titanes. Los dioses del Olimpo terminaron derrotándolos y arrojaron al Tártaro a muchos de ellos (algunos no fueron encerrados, como Atlas, Crono, Epimeteo o Prometeo). En el Tártaro los prisioneros eran guardados por gigantes, cada uno con 50 enormes cabezas y 100 fuertes brazos, llamados Hecatónquiros. Más tarde, cuando Zeus venció al monstruo Tifón (divinidad relacionada con los huracanes, hijo de Tártaro y Gea), también lo arrojó al mismo pozo.

Lugar de castigo

En mitologías posteriores, el Tártaro se convirtió en el lugar donde el castigo se adecúa al crimen. Por ejemplo Sísifo, que era un ladrón y un asesino, fue condenado a empujar eternamente una roca cuesta arriba sólo para verla finalmente caer.

También allí se encontraba Ixión, el primer humano que derramó sangre de un pariente: Hizo que su suegro cayese a un pozo lleno de carbones en llamas para evitar pagarle los regalos de boda y su justo castigo fue pasar la eternidad girando en una rueda en llamas.

También Tántalo (hijo de Zeus), que disfrutaba de la confianza de los dioses, compartió la comida y los secretos de los dioses con sus amigos. Su castigo fue ser sumergido hasta el cuello en agua fría.

Radamantis, Éaco y Minos eran los jueces de los muertos y decidían quiénes iban al Tártaro. Radamantis juzgaba las almas asiáticas, Éaco las europeas y Minos tenía el voto decisivo y juzgaba a los griegos.

EN LA MITOLOGÍA ROMANA

El Tártaro es el lugar a donde se enviaba a los pecadores. Virgilio lo describe en la Eneida como un lugar gigantesco, rodeado por el llameante río Flegetonte (que corre por el Hades) y triples murallas para evitar que los pecadores escaparan de él. Está guardado por una hidra (despiadado monstruo acuático con forma de serpiente de varias cabezas). Tisífone, la Furia (la venganza), hace guardia en un torreón de hierro, azotando un látigo. Dentro hay un pozo con una profundidad del doble de la distancia entre la tierra de los vivos y el Olimpo.

EN EL CRISTIANISMO

En la segunda epístola de San Pedro se alude a la tradición romana, llamando Tártaro al juicio de los ángeles caídos: "Ciertamente si Dios no se contuvo de castigar a los ángeles que pecaron, sino que, al echarlos en el Tártaro, los entregó a hoyos de densa oscuridad para que fueran reservados para juicio". Los seres que están en el Tártaro no son humanos, sino de naturaleza espiritual.