EL LENGUAJE SIMBÓLICO DE LAS PIEDRAS. LOS GAMAHÉS




Extracto de  "La lengua de las piedras" de André Bretón, escritor, poeta, ensayista y teórico del Surrealismo, reconocido como el fundador y principal referente de este movimiento artístico:

“No hay más que vagabundear por los alrededores de la Orangerie o de las Tuilleries, a lo largo de las orillas del Sena, mucho mejor después de un aguacero, ateniéndose a veces a bajar los ojos, y coger uno de esos fragmentos bonitos (guijarros) para sacarle efectos luminosos en todas sus caras".

"Esta creciente exigencia los lleva a poner cada vez más atención en esa especie de aportaciones que se caracterizan porque gracias a ellas se puede profundizar más en la imagen casi vacía de sentido que la generalidad de la gente se hace del mundo.

"Quiere decirse que, con esto, entramos en el campo de los indicios y de los signos”.

“Gaffarel, bibliotecario de Richelieu y limosnero (sig. que ayuda con frecuencia al necesitado) de Luis XIII, consagra el apelativo de gamahés (nombre, cree él, derivado de «camaieau» (camafeo), corrupción de «chemaija», que significa "como el agua de Dios") a las piedras grabadas como jeroglíficos."

Estanislao de Guaita afirma que su teoría apenas difiere de la de Oswald Croll, que, en su Libro de las firmas, sostiene que esas improntas son "las firmas de las fuerzas elementales que se manifiestan en los tres reinos inferiores" y que, mucho antes de ellos, Paracelso había estudiado detenidamente los gamahés, a los que dio el poder de curar. Esta opinión prevaleció en ciertos medios en el siglo XVll, como lo demuestra esta cita de un autor prusiano. "Ocurre a veces que los rayos caídos de las estrellas (con tal que sean de la misma naturaleza) se unen a los metales, a las piedras y a los minerales, que han caído de su posición más alta, los penetran enteramente y se amalgaman con ellos. En esta conjunción está el origen de los gamahés: se penetran de esta influencia y reciben la signatura de la naturaleza".


"El jesuita alemán Athanase Kircher pensó que podría trazar la nomenclatura de los diversos tipos de minerales y explicar las causas de su anomalía que, naturalmente, sólo la divina "Providencia" ha podido disponer".

"En disculpa de los observadores e investigadores de los tiempos pasados, hay una buena alegación: que las formas orgánicas fósiles no se reconocieron como tales hasta Bernard Palissy, y el hecho de que se las confunda con las figuraciones fortuitas que nos interesan tenía, por fuerza, que multiplicar las causas de error".

"Verdad es que nunca como hoy sintió el arte la necesidad de insertarse en lo fortuito y otros modos de asociación con el azar en la pintura."

“Estamos, totalmente entregados al deseo, a la solicitación y sólo en virtud de ellos puede cobrar valor tan alto el objeto buscado. Entre él y nosotros, como por ósmosis (influencia mutua)  se van a producir precipitadamente, por vía analógica una serie de intercambios misteriosos.

"(...) tan cierto es que sólo se encuentra aquello que una profunda necesidad reclama, y esto aun en el caso de que esa necesidad sólo se pueda satisfacer de manera enteramente simbólica”.

Todo cuerpo transparente -piensa Novalis- se encuentra en un estado superior y parece tener una especie de conciencia". Nada más cierto. Ritter, muy entregado a escrutar el "alma universal propiamente dicha", sostiene que todos los fenómenos exteriores deben llegar a ser explicables como símbolos y como resultados últimos de fenómenos interiores" y que "la imperfección de unos debe llegar a ser el órgano que revela los otros".

"A los pocos días, leo un estudio de A. Lemozi sobre una sepultura neolítica descubierta en Toure Faure (Lot). Parece ser que en la piedra que cubre esta sepultura se destaca una cabeza de lechuza, de lo que deduce el autor que los pueblos neolíticos de la región adoraban a una diosa con cabeza de lechuza, divinidad tutelar de los sepulcros. (...) Cuanto más lo hemos pensado, más hemos creído que la piedra que yo encontré era la representación de la diosa".

Una piedra como ésta, cuyo aspecto intencional llega tan lejos, plantea en realidad un problema insoluble. Tal como es, por la misma ambigüedad de origen, esa duda en que nos deja le da para mí un inmenso prestigio, pues tiende a conferirle una posición clave entre el "capricho de la naturaleza" y la del arte.

Lotus de Paíni sostiene que la fase de Intuición se inicia históricamente en la especie humana en el momento "en que el alma penetra hasta el fondo de la piedra y toda de ella definitivamente las potencias del YO. La piedra.-dice también- confiere a la raza de los hombres el alto privilegio del dolor y de la dignidad". 

En todo caso, al renunciar el hombre a algunas de sus preciosas facultades es cuando llegó a considerar las piedras como despojos. Las piedras -por excelencia las piedras duras-, continúan hablando a los que quieren oírlas. Hablan a cada cual un lenguaje a su medida: a través de lo que sabe le enseñan lo que aspira a saber. Las hay también que parecen hablarse una a otra. En tal caso, su dialogo tiene el inmenso interés de hacernos traspasar nuestra condición, fundiendo en el molde nuestras propias especulaciones, la sustancia misma de lo inmemorial y de lo indestructible."