Egipto basó su riqueza en el comercio y la agricultura, que se beneficiaba de la fertilidad de las tierras regadas por el Nilo. La vida de los egipcios estuvo centrada en la religión, una prueba de ello es que entre los vestigios de su arquitectura en la actualidad, no destacan, ni las casas ni las calles y ni tan siquiera los palacios, sino los monumentos funerarios:
Mastabas: edificación funeraria con forma troncopiramidal, de base rectangular.
Hipogeos: Galerías subterráneas o pasajes excavados con funciones funerarias.
Templos y Pirámides
Mastabas: edificación funeraria con forma troncopiramidal, de base rectangular.
Templos y Pirámides
Culto a la vida y a la naturaleza
Los egipcios eran politeistas. En un primer momento, los dioses tuvieron un uso local: cada ciudad tenía su dios. Más tarde aparecieron dioses para territorios mas extensos.
En el origen, los dioses se representaban con formas de animales pero progresivamente fueron adoptando forma humana. Igual que los dioses mesopotámicos, tenían pasiones humanas y eran inmortales. El faraón que era el rey de Egipto; era considerado hijo de un dios como el gran dios solar Ra, y después de morir se le adoraba como una divinidad.
Los egipcios creían el la vida más allá de la muerte. Para ellos el alma era inmortal, y después de la muerte el cuerpo pasaba a una vida terna.
Creían que el alma, en el momento de ser liberada del cuerpo, se presentaba ante Osiris (dios de la resurrección) y su Supremo Tribunal, y allí pasaba un examen sobre su vida, según el formulario contenido en el Libro de los Muertos. En caso de superar la prueba, el alma viviría eternamente al lado del dios.