LA GRAN BATALLA DE APOCALIPSIS



El Apocalipsis nos habla de la caída de todo un mundo de valores y el nacimiento de otro nuevo. Tras la gran batalla entre las fuerzas de la Luz y de las tinieblas, un nuevo cielo y una nueva Tierra sustituyen a lo que antes había conocido la Humanidad.

Personajes 

El repertorio de seres sobrenaturales infranaturales que aparecen en el Libro del Apocalipsis de Juan es diverso y sorprendente: Seres humanos, animales, híbridos, ángeles, dragones, santos, etc. Entre ellos están: El Cordero, los 24 ancianos, los 4 Seres Vivientes, el Coro de Angeles, las 12 Tribus de Israel, los 144.000 Sellados, la Bestia, el Anticristo y la Gran Prostituta.


Los personajes principales son: por un lado, el Cordero, símbolo del Verbo Victorioso, del Hijo del Hombre, del Señor de los Tiempos (Señor o Ángel de la Cosecha), y por el otro, el Dragón, símbolo de Satanás, la antigua serpiente, el enemigo máximo. Cada uno de éstos es apoyado por dos seres también extraordinarios. El Cordero por los dos Testigos, que aparecen en Zacarías:

4:1 Volvió el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño. 4:2 Y me dijo: ¿Qué ves? (...)

4:12 Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? 4:13 Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. 4:14 Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra.

La Bestia o la Catástrofe remonta a las especies ancestrales. El Hombre guarda reminiscencias de una época en que los animales eran más sanguinarios e implacables. San Juan ve dos bestias con características draconianas, bajo la forma hiriente y desmesurada de “behemot”, inspirado en la forma del elefante o del hipopótamo, y el “leviatán”, especie abominable mezcla de cocodrilo y ballena. Por si el tamaño no fuese lo suficientemente desmesurado, a estos animales se les otorga unos mortíferos poderes, muy superiores a los que pudieran poseer en la realidad. Así, el cocodrilo tiene alas y respira fuego, conviertiéndose en el temido dragón. A las serpientes aparte de su mortífera mordedura, se les adjudicó la capacidad de matar solo con su bufido o incluso con una mirada, convirtiéndose en animales monstruosos y furiosos.


La Gran Prostituta es el semblante del Imperio, que hoy llamaríamos “sistema”: “Otro Ángel clamó: cayó Babilonia, la grande”. Pero San Juan, aunque pensase en Roma como la Gran Prostituta, a lo largo de la Historia han caído muchas romas, colapsadas bajo su propio peso. Pero tanto en Babilonia como en Roma, el Apocalipsis refleja una cierta venganza justiciera frente al perseguidor. En el caso de Babilonia, del pueblo hebreo, y en el caso de Roma, del martirio cristiano. No obstante, esta alusión a los imperios puede extenderse, tanto como la propia Historia indica, con otros ejemplos de imperios o civilizaciones caídas o desaparecidas.

La Revelación

En la primera parte Juan nos anuncia que la revelación que nos propone ha sido hecha por un ángel, después de lo cual, comienza sus discusiones o elogios con las Siete Iglesias de Asia, enviándole siete cartas. Si estas siete Iglesias son la expresión simbólica de las siete edades de la Cristiandad, las caras que el Apóstol Juan les dirige tienen, entre otros objetivos, el de recordar a los hombres cual es el buen camino, hasta que llegue la hora del Segundo Advenimiento del "Espíritu de Verdad". Esta escena introductoria culmina con la visión de los Siete Candelabros de Oro y del ser viviente que lleva en su mano Siete Estrellas que, dice, representan a las Siete Iglesias.

Juicio y castigo

Con posterioridad aparece el Tribunal de Dios. A partir de aquí Juan empieza ajustar su texto al de las antiguas profecías para darle la solidez de la Tradición, sobre todo basándose en el Éxodo y en el Libro de Daniel. Luego nos anuncia que el regreso del Mesías será a sangre y fuego, con destrucción, venganza, resurrección y gloria. El Tribunal está formado por un personaje sentado en un trono rico en piedras preciosas, rodeado de 24 ancianos sentados en otros tantos tronos, rematado todo el conjunto por 24 lámparas de fuego que representaban a los 24 espíritus de Dios. Luego se presentan los temas del libro "escrito por dentro y por fuera, sellado con siete sellos", con la aparición litúrgicamente majestuosa del Cordero como representación del Mesías. Es el único que puede despertar las fuerzas durmientes de los Siete Sellos.

Apertura de los Sellos

Acto seguido comienza el gran momento de su apertura: es el castigo de los impíos y la liberación de los justos. Una de cuyas imágenes más populares e impresionantes es la aparición de los "Cuatro Jinetes del Apocalipsis", que comienzan a sembrar la mortandad. Éstos representan a la Justicia Divina, la Guerra, el Hambre y la Peste. La Tierra es un caos de dolor y sangre, donde imperan los terremotos y la lluvia de asteroides y cometas. La Humanidad despavorida se refugia en las cuevas de las montañas (como hoy se recomienda en caso de gran catástrofe). 

"Cuando abrió el séptimo sello hubo un silencio en el cielo como por espacio de media hora"

Este silencio, que siempre ha sido uno de las secuencias que más han impresionado, es el precusor de la Hora Final, del Castigo del Mundo. Y así, a partir de ese momento, comienzan a caer sobre la Humanidad las grandes catástrofes simbolizadas por los siete ángeles con trompetas

Calamidades y catástrofes

Llueve granizo y fuego, se hunden las montañas en el mar, causando la muerte de grandes muchedumbres, y cae la estrella amarga, llamada Ajenjo (ya conocida por el profeta Jeremías en sus Lamentaciones). Luego se apaga u oscurece el sol y cae un asteroide de cuyo cráter mana una plaga de langostas (como había predicho el profeta Joel), narrado de una forma terrorífica llevada al paroxismo del espanto. Luego sucumbe, no se sabe como, la tercera parte de la Humanidad, pero los supervivientes siguen pecando despreocupada y abundantemente, como tantas veces ocurrió en la historia de Israel y, por extensión, en la Historia del mundo. 

Juan recibe la orden de profetizar otra vez

Al fin, llega el Séptimo Ángel, que anuncia el Misterio de Dios. Es el momento de la ingestión por Juan del libro que amarga el vientre que paradójicamente sabe a dulce al ingerirlo. Es un pasaje enigmático como pocos, que podría ser comprensible en términos de una metáfora fisiológica oculta, en la que el hígado (sabor amargo), regenerado por "el libro", permite hacer llegar hasta el hombre las fuerzas cósmicas de la dulce sabiduría divina y así estar preparado ante las amarguras de próximos sufrimientos.

Suena la Séptima Trompeta

A continuación llegan los dos testigos que más tarde serán decapitados por la Bestia, cuyo número "es número de hombre", el 666, para finalmente ser resucitados y elevados al Cielo. He aquí otro de los motivos de la tradición profética. Al sonar la séptima trompeta, se abre el Reino de Dios y aparece el Arca dela Alianza entre el clamoroso estruendo luminoso de las fuerzas celestes; de pronto surge el Dragón de las siete cabezas y diez cuernos que no quiere dejar parir a la mujer, que, se dice, representa a la Iglesia.

Guerra en el Cielo y Juicio

Esto da lugar a una Guerra en el Cielo, narración que aparece en múltiples cosmogonías. Como resultado de la gran batalla, el Dragón es vencido e identificado con Satanás, que "extravía a toda la redondez de la Tierra" (lo que significa que, al parecer, Juan estaba al corriente de las teorías griegas que afirmaban que la Tierra era redonda.

Vencido el Dragón, toma el relevo la Bestia, y luego otra segunda Bestia con dos cuernos de cordero y voz de Dragón. El castigo de Dios por fin va a caer sobre sus adversarios. Aparece de nuevo el Cordero con los 144.000 marcados, señalados o escogidos por el ángel y comienza el juicio contra el imperio civilizado de ¿Roma?, ¿la Cristiandad?, ¿el Mundo?, por medio de los siete ángeles portadores de las siete últimas plagas, derramando incansablemente las siete copas de la ira de Dios, que pulverizan la ciudad. En esta descripción hay quienes han querido ver aviones, bombas atómicas y otras armas de destrucción masiva. 

Batalla final y Tiempos Mesiánicos


En cualquier caso, cae la Babilonia arquetípica y todos se aprestan a un gran combate, en Armagedón, el precio por la llegada del milenio. En esa lucha cósmica vencen los ejércitos blancos del Cielo, y es precisamente en este momento cuando Dios anuncia la llegada de Jesucristo, con lo que por fin, sobreviene el esperado Milenio y los Tiempo Mesiánicos. Aquí nos encontramos ante una de las sensaciones del Apocalipsis, pues aunque todo está cerca, todo es también lejano. En ese tiempo mesiánico resucitan los muertos y son juzgados. Es entonces cuando desciende del Cielo la "Nueva Jerusalén vestida como una novia ataviada por su esposo". Son las "Bodas del Cordero", con lo que Dios mora para siempre entre nosotros.

LA GRAN BATALLA DEL APOCALIPSIS DE JUAN. SÍNTESIS