EL MISTERIO DE LA ISLA DE SAN BRANDÓN

La Isla de San Brandón (Sancti Brandani, Brendán, Isla Perdida, Islas Afortunadas) es una isla mítica situada en algún lugar del océano Atlántico y relacionada con los viajes del monje irlandés san Brendán el Navegante en busca del paraíso terrenal o jardín de las Delicias.

Aparición de la Isla de San Brandón ¿ilusión, espejismo?

El viaje
Según la leyenda, recogida en la Navigatio Sancti Brandani compuesta hacia el siglo X-XI, San Brandán, monje irlandés del siglo VI y abad de Clonfert, a petición de Barinto, que ya había visitado el lugar, inició en compañía de otros catorce monjes un largo viaje en una pequeña embarcación. En su viaje de siete años por el océano encontró numerosas islas y se enfrentó a monstruos marinos. Finalmente, tras atravesar un mar escondido de densas nieblas que impide el retorno a quienes no van en nombre de Dios, alcanzó la isla del paraíso terrenal.
Aunque son numerosas las islas mencionadas en la Navigatio, la tradición se ha centrado en la isla-pez, completamente desprovista de vegetación, que aparece y desaparece. En ella San Brandán y sus compañeros celebraron la misa de Pascua, pero al encender el fuego para asar un cordero la isla despertó, dándose cuenta entonces de que en realidad se trataba del pez gigante Jasconius, y que, obediente a Brandán, le conducirá hasta las proximidades del Paraíso

Siguiendo las indicaciones de la Navigatio latina, se ha afirmado que tras su partida de Clonfert habría alcanzado primero las Islas Feroe, que serían la llamada isla de las ovejas en la Navigatio, pasando luego por Islandia, Groenlandia, Florida y las islas del mar Caribe, lo que convertiría a Brandán en el primer europeo en alcanzar el continente americano, en tanto otros sitúan el final de su recorrido en Terranova (Norteamérica) o en las islas Canarias, donde ha perdurado la tradición de una octava isla habitualmente invisible llamada San Borondón. Conforme a este punto de vista, la aparición de la «columna de cristal» descrita en la Navigatio sería un iceberg.
Construcción del mito
El viaje de San Brandán enlaza con relatos viajeros propios de la mitología irlandesa, los llamados «imrama»,  y con relatos islámicos, que a su vez enlazan con tradiciones helenísticas, como el viaje de Simbad el Marino y otros, tesis defendida por el arabista español Miguel Asín Palacios, que afirma la precedencia islámica de tales relatos. A su vez el mítico viaje influirá sobre otras narraciones hagiográficas (historia de las vidas de los santos) difundidas por toda Europa occidental, como las narraciones viajeras del abad y navegante San Amaro en España, que según la tradición realizó un ajetreado viaje por mar hasta el Paraíso Terrenal atravesando el Océano.
En De imagine mundi, obra atribuida a Honorato de Autun, de hacia 1130, se decía que en el océano hay una isla llamada Perdida, muy superior a las demás tierras por la abundancia y fertilidad de todas sus cosas, desconocida para los hombres, que no se ha podido descubrir después de hallada, por lo que se le llama Perdida. 
Su localización es imprecisa, y no es posible establecer en que mar se encuentra, desde de las Columnas de Hércules y de la Atlántida de la que se ocupa Platón, se ha hablado también de la desembocadura del Nilo y la villa de Syène en Etiopía. Raoul Gabler afirmaba que el rey Rodrigo, rey visigodo de Hispania, se había refugiado en la isla de San Brandán tras la ocupación de España por los musulmanes, lo que pone en relación la isla brandánica con relatos portugueses semejantes referidos a la isla de las Siete Ciudades o Antilia.

La Isla de San Brandán en la cartografía


Mapa atribuido a Toscanelli (imagen), matemático, astrónomo y cosmógrafo italiano (cosmografía: ciencia que describía las características del universo en forma de mapa), donde la isla de San Brandán aparece como una gran isla en medio del Atlántico.
Su posición en la cartografía varía. Algunos planisferios medievales la sitúan en el mar que rodea los continentes en el círculo exterior al orbe habitado. 

Como en el mapamundi de Hereford (imagen), cerca de 1300. Se refería en plural a las islas de san Brandán como las Islas Afortunadas: «Fortunatae insulae sex sunt insulae brandani» (las seis islas de la Fortuna son las islas de San Brandani). De fecha próxima, el mapamundi de Ebstorf aludía en cambio, como lo hacía el De imagine mundi, a una Isla Perdida, descubierta por Brandán pero que nadie tras él había sido capaz de localizar.

En el mapamundi de los hermanos Pizigani (1367), la isla de San Brandán se sitúa próxima a las Azores; el supuesto mapa de Toscanelli (1474), que habría sido conocido por Cristóbal Colón, al sudoeste de MadeiraMartin Behaim, en el globo terráqueo construido en Núremberg en 1492, en medio del Atlántico; Leonardo Torriani, próxima a las Canarias.

En el siglo XVI, tanto en el atlas Theatrum Orbis Terrarum de Abraham Ortelius (1570), como en el Speculum Orbis Terrae de Gerard y Cornelis de Jode (1578-1593), o en el Atlas Cosmographicae de Gerardo Mercator, la isla de San Brandán aparece invariablemente por encima del paralelo 50º norte, en medio del Atlántico, entre las costas de Irlanda y Terranova o la «tierra del bacalao» y no lejos de otras islas míticas: la Isla Brasil, situada al oeste y más próxima a Irlanda y las «islas dus demonios»(imagen), próximas a la costa americana. Pero no ha faltado tampoco quien localizase la isla en el océano Índico, como se ve en un mapa holandés de 1621 firmado Janbonius y en otro francés de 1755.