EL SIMBOLISMO DEL LABERINTO

El término laberinto denomina al jardín o construcción arquitectónica que tenga una complicada estructura y en la que muy difícil encontrar la salida.


En la historia la humanidad existen cinco laberintos muy importantes: uno en Egipto, situado en el lago Moeris; dos en Creta, el de Cnosos y el Gortyna; otro griego, situado en isla de Lemnos, y uno etrusco, el de Clusium.

Para las antiguas civilizaciones el laberinto tenía una cualidad atrayente, como el abismo o el remolino de las aguas. Posiblemente por ello se habían dibujado algunos laberintos con la intención de engañar a los demonios y convertirlos en prisioneros una vez estuviesen en su interior.

Según muchos estudiosos, el laberinto simboliza el inconsciente, el error y el alejamiento de la fuente de la vida. Mircea Eliade señala que el principal objetivo perseguido por el laberinto era defender el centro, o sea, el acceso iniciático a la sacralidad, la inmortalidad y la realidad absoluta. También se interpreta el dominio del laberinto como el aprendizaje del neófito respecto a la manera de entrar en los territorios de la muerte.

Todos los pueblos han recurrido al símbolo del laberinto, que apela a experiencias comunes y posee un significado subconsciente en las razas y culturas. Se ha empleado el mismo símbolo básico en múltiples formas a lo largo de los siglos: ritos de fertilidad, ritos funerarios, complemento religioso, trazado de jardinería, en juegos y como diseño decorativo.


Origen del símbolo del laberinto

El laberinto es un símbolo de gran fuerza en todo el mundo, y el origen de la fascinación humana por él se ha perdido en la noche de los tiempos. Los primeros ejemplos conocidos se sitúan en la cuenca del Mediterráneo, sobre todo en Europa. La palabra "laberinto", de origen griego, proviene del mito relacionado con la construcción diseñada por el inventor Dédalo a petición del rey Minos de Creta, para mantener preso a su hijo Minotauro (monstruo mitad hombre, mitad toro), que acabó muerto por Teseo, quien se adentró en los complejos pasillos dejando una huella de hilo (que le había dado la princesa Ariadna, hermana del monstruo).

Los laberintos simbólicos más antiguos suelen adoptar la forma de piedras talladas cuya datación resulta difícil. Por ejemplo, un laberinto tallado a la entrada de una tumba en Luzzanas, Cerdeña, puede quizá remontarse al 2500 o 2000 a.C. (a la derecha) También se han encontrado en tejas, vasijas, tablillas, monedas y sellos, e incluso en diseños de mosaicos, correspondientes al periodo entre el 1300 a.C. y el 250 d.C., en todos los países que del Mediterráneo. Con el tiempo, fue apareciendo en otras latitudes, sobre todo en el norte de Europa, África, India y América.

Relación entre los laberintos y la muerte

Ciertos rituales muestran la relación del laberinto con la muerte y el renacimiento. En la isla de Malekula, perteneciente a las Nuevas Hébridas (Escocia), hubo un laberinto trazado en la arena denominado "El Camino". El espíritu de todo hombre difunto tenía que recorrer este camino a la tierra de los muertos, y en él encontrar el espíritu guardián femenino. Cuando un alma se aproximaba, su protectora borraba parte del camino, obligando al espíritu a recomponer el itinerario para continuar su viaje y poder renacer a una nueva vida.


Los antiguos laberintos sólo tenían una senda que llevaba al centro, y muchas veces eran diseños tallados en la roca o pintados en cerámica. Los pequeños dibujos de laberintos, como los de los indios hopi (izquierda) y el de Creta, pueden haber servido de símbolos en las construcciones mayores, tanto reales como míticas. 

De mayor antigüedad todavía son los laberintos egipcios, como la tumba del rey Perabsen (3400 a.C.) y algunos diseños encontrados en sellos egipcios. Dado que los laberintos parecen tener más de 5.000 años de historia, descubrir su forma y significado originales plantea algunos problemas. Pero está claro que el símbolo del laberinto guardaba estrecha relación con la muerte, como lo atestiguan la tumba de Perabsen y la de Luzzanas en Cerdeña. 

Los laberintos circulares son similares a las espirales que aparecen grabadas en muchas tumbas prehistóricas, como la espiral triple de la galería funeraria de Newgrange, Irlanda. Es posible que los laberintos fueran mapas del más allá, para que el alma en tránsito supiera qué camino seguir. En tal caso, serían símbolos de la muerte, pero también podrían haber simbolizado la reencarnación, pues si el alma es capaz de llegar al centro del laberinto, puede también volver a la salida y renacer.

La relación entre los laberintos y la muerte quedó resumida por el escultor, escritor y pintor Michael Ayrton (1921-1975): "Toda vida humana es un laberinto, en cuyo centro está la muerte, e incluso después de la muerte es posible que haya que atravesar un nuevo y definitivo laberinto antes de que todo haya terminado."

Laberintos y ritos de fertilidad

En Europa, los rituales laberínticos adoptaban a veces la forma de danzas. En Inglaterra se utilizaban laberintos de hierba en los festivales primaverales de pascua y del 1 de mayo, celebraciones del renacimiento. En Escandinavia se recuerdan algunos juegos llevados a cabo en laberintos de piedra, relacionados con el retorno de la fertilidad en primavera. En Finlandia y Suecia existen varios laberintos donde los jóvenes debían ingresar con el fin de rescatar a una muchacha aprisionada en el centro. A estos laberintos se les llamaba a veces "Danzas de la Virgen". El rescate de la mujer encerrada en un laberinto, aparece también en el Mediterráneo y en la India, y es indudable que en estas zonas el laberinto guardaba relación con los ritos primaverales de fertilidad.

Otras finalidades

En algunos sitios, el diseño del laberinto se ha utilizado como talismán mágico para la buena suerte. Antiguamente, los pescadores escandinavos recorrían laberintos de piedra con la esperanza de controlar el tiempo, aumentar sus capturas y asegurarse un viaje sin peligros.

En otros lugares estos diseños fueron empleados como protección ante los espíritus malignos o los lobos. Posiblemente algunos laberintos antiguos en sellos y en tejas, por ejemplo, se utilizaran también como protección.

En Escandinavia abundan los laberintos de piedra, como el del Trojeborg (Castillo de Troya), en la isla sueca de Gotland, en el mar Báltico. Solían estar a orillas del mar, y los pescadores los utilizaban en ritos mágicos. Más antiguos son los laberintos encontrados en el interior de Suecia, cercanos a enterramientos prehistóricos.

El camino cristiano a la salvación

Los romanos utilizaron el laberinto para ilustrar el mito de Creta. En el mosaico de Cremona se ve a Teseo matando al Minotauro, en el centro del diseño. Cuando los cristianos adoptaron el laberinto, adaptaron su significado a las necesidades de la religión, trasformándolo en el camino de salvación.


La utilización más antigua en un contexto cristiano es, probablemente, el laberinto grabado en el pavimento de una iglesia de Orléansville, Argelia, actualmente conservado en la catedral de Argel. del siglo IV, y en el centro muestra una inscripción con las palabras sancta eclesia repetidas en un gran laberinto cuadrado. Se han encontrado más laberintos en otras iglesias y varias catedrales francesas, como la de Chartres.

Es probable que los peregrinos recorrieran estos laberintos del suelo en acto de penitencia, posiblemente de rodillas. A los laberintos se les llamaba a veces Chemin de Jérusalem, o camino de Jerusalén, porque recorrerlos ayudaba al peregrino a meditar sobre sus ideales cristianos.